miércoles, 21 de noviembre de 2012
27. REMEDIOS CASEROS EN LA ALDEA
Bien, hoy toca un poco de medicina natural lo cual en la aldea era lo habitual.
En aquellos tiempos había un médico para toda la comarca que eran como doce aldeas mas o menos, así que salvo en casos gravísimos no se le molestaba, aunque el médico se pasaba por las casas, conocía a las personas y sabía que males aquejaban a cada una de ellas. Visitaba a los ancianos y a los niños y era muy querido y apreciado por todos.
Muchas de las enfermedades comunes se curaban con medicina natural. Mi abuela siempre tenía en el huerto romero, hierba Luisa, ortiga muerta, ruda, laurel, perejil y caléndulas. Para cada dolor, un remedio, decía mi abuela cuando me enseñaba las hierbas y sus propiedades. Siempre ponía especial cuidado en advertirme que si tenía la regla, no tocase la ruda pues se marchitaría y se perdería.
Además en el pueblo se recogía el té de roca, la menta poleo y piperita, la manzanilla, el anís verde, los vasillos (¿?) y la ceruda, el espliego, hojas de fresno, espino blanco, amapolas, cornezuelo del centeno, éste lo vendían a las boticas, adormidera, poleos (hierba de San Juan) y otras variedades las cuales no se utilizaban habitual mente.
Si te dolía la barriga, te hacían una manzanilla que era amarga, pero sentaba muy bien.
Si te dolía la cabeza, una infusión de espliego.
Si te cortabas en los dedos o te raspabas la piel en una piedra, cortabas una ceruda y te dabas el tinte amarillo (decían que era yodo) para desinfectar.
Si te dolía una muela, cortabas una flor de caléndula y te la aplicabas en la encía al lado de la muela.
En fín, que siempre había remedio para casi todo.
La verdad es que sería una lástima que todo este saber se perdiera y por esto escribo en este blog todas estas cosas para que no se pierdan en la memoria ni se me olviden.
Recuerdo que un día tenía una infección el el labio inferior y mi abuela cogió unos vasillos (eran unas hojas verde oscuro redondetas y que salían entre las piedras de las paredes de la casa, aún salen) los frío con manteca y me puso un apósito con una gasa y un esparadrapo y cada día me lo cambiaba así que salió la infección, supuró y se me curó.
Bueno, para otro día seguiré contando lo que aprendí.
Un abrazo.
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